La semana pasada dábamos la noticia de que íbamos a contar con entradas de Miguel Rodríguez Cárdenes. Miguel fue compañero de fatigas durante los cinco años de carrera, acaba de terminar el Máster de Educación y actualmente es entrenador personal con la empresa Campus Te Entrena. Tiene gran experiencia en el mundo del tenis de mesa y posee un amplio conocimiento del mundo del baloncesto, fiel seguidor del "Granca" y triplista nato.
Miguel Rodríguez Cárdenes.
En innumerables ocasiones habremos
leído, escuchado y/o estudiado acerca de la recuperación post-ejercicio, y de
sus variantes, como son: la activa (mediante cargas específicas de
entrenamiento que ayuden a acelerarla) y la pasiva (reposo). Pero en muchas
ocasiones la gran olvidada es la recuperación psicológica o mental que, de
verse afectada puede repercutir negativamente en la actuación del deportista.
Si bien es un tipo de fatiga que se
da en todos los deportes, la psicológica, basándome en mi experiencia
competitiva, se da con más facilidad en los deportes individuales, dado que en
muchas de estas modalidades el deportista esta apartado de cualquier
instrucción o consejo de su entrenador durante el período de juego y sólo los
recibe durante los tiempos muertos u otras fases intra-competición (entre un
set y otro por ejemplo). Ahondando en este tipo de modalidades, recordemos que
en ellas se da una serie de situaciones en las que el deportista tiene que
tomar decisiones con rapidez, para poder conseguir una acción positiva, y claro
está, a mayor numero de respuestas posibles a una situación mayor stress se
genera en el deportista si este no esta "fresco" mentalmente. Por otro lado, este
tipo de momentos, en modalidades colectivas suelen afectar menos al sujeto, ya
que puede poner la decisión en manos de un compañero y evadirse de ella si no
se encuentra seguro. Todo esto último tratándose de situaciones de juego real
con balón en movimiento, y no las situaciones especiales como por ejemplo un lanzamiento
de penalty en fútbol, fútbol sala, balonmano...
No podemos olvidar que el deportista
por muy elevado que pueda llegar a ser su nivel, no deja de ser PERSONA y
cualquier elemento que se vea alterado en su día a día, puede ser causante de
menor rendimiento, hablamos obviamente de problemas personales y no sólo de los
físicos, enfermedades o lesiones. El entrenamiento invisible que muchos
conocen, ese día a día en los hábitos de vida del deportista, es vital para una
buena forma física en complemento con los entrenamientos.
Como solución a este tipo de
problemas que afectan al rendimiento deportivo, propongo una serie de acciones
a llevar a la práctica y que pueden ayudar a minimizar el stress:
-
Actividades
de “teambuilding”: Se trata de que el colectivo realice actividades de forma
conjunta más allá de las meramente deportivas de su modalidad. La creación de
lazos emocionales entre los compañeros ayuda no sólo a una mejor relación
dentro del terreno de juego en incrementar rendimiento deportivo (a la vista
quedan ejemplos como el del Herbalife Gran Canaria) y a nivel colectivo sino
que ayudan a mejorar a cada sujeto individualmente.
-
Variación
de las sesiones de entrenamiento: Más allá de lo que pueda pensar la mayoría,
obviar aquello que nos está comiendo la cabeza al menos por un día, puede ser
efectivo. La cuestión es que el deportista evite por una o un par de sesiones
ese gesto técnico o jugada que de forma repetitiva ve frustrado como no
consigue resolver. Distrayendo la atención a otros aspectos del juego pueden
lograrse mejoras en esas situaciones. Se trata de dar equilibrio a todos los
componentes de la modalidad y ahuyentar ese sentimiento de negación que puede
sufrir el deportista.
-
Suspensión
de entrenamiento o día libre: En situaciones límite, lo mejor que puede
aconsejar un preparador es que el sujeto evite cualquier contacto con la
modalidad deportiva, y realice cualquier otro tipo de actividad de
entretenimiento o relax con su pareja, familia o amigos. Esa desconexión le
hará recargar pilas de cara a la próxima sesión.
Siguiendo la línea de quien me
permite publicar estas ideas, Abel Redondo, yo también pienso que detalles como
estos son por los que siempre se ha de acudir a un profesional (que es el que será
capaz de identificar este tipo de situaciones por su formación), el
entrenamiento no es sufrimiento si hay un buen gestor del grupo, una persona
para la que además de un dorsal, seas una persona.
¡Hasta la próxima!
¡Buen artículo Miguel! Ya tengo este blog en mis favoritos para poder seguir los artículos que publiques.
ResponderEliminarAl leer tu escrito me acordé de mi alumnado futbolero, que no abren su mente al conocimiento y práctica de otras disciplinas deportivas.