La cafeína y la lipólisis.

La cafeína es una sustancia estimulante de la que tiramos la mayor parte del día para mantenernos a tono o por propio gusto. Ésta bebida caliente produce una activación del proceso de la lipólisis, y ayuda a que la liberación de ácidos grasos circulantes comience antes de lo que normalmente lo hace.

Siguiendo con la entrada de ayer, podemos resumir que cuando queremos quemar grasas no es recomendable hacer ejercicio después de la ingesta de comidas o realizar ejercicios de alta intensidad. Por otro lado se recomienda un estimulador de la lipólisis para ayudar en la activación del proceso. Pues ya tenemos ese estimulante, la cafeína.

Normalmente un sujeto no entrenado, a una intensidad entre el 40% y 50% (por debajo del umbral láctico), tardaría entre cuarenta y cincuenta minutos en activar el proceso de la liberación de grasas. En cambio, con la ingesta de un estimulador, como el café, el mismo sujeto podría activar este proceso entre los treinta o treinta y cinco minutos después de haber estado realizando ejercicio físico a la intensidad señalada. Sabemos que todos los metabolismos no actúan de la misma manera, con lo que unas personas notarán más sus efectos y otras no tanto.

Sabiendo lo comentado hasta ahora, podríamos decir que si ingerimos café en ayunas y posteriormente realizamos ejercicio a la intensidad señalada durante al menos una hora, podemos deducir que la liberación de ácidos grasos circulantes y su posterior quema se habrá efectuado en un pequeño porcentaje, con lo que comenzaríamos a obtener resultados notables a medio plazo.

Un profesional te puede ayudar a calcular tus niveles de intensidad apropiados para favorecer la oxidación de grasas. Acude a uno y comenzarás a cumplir tus objetivos desde la primera semana.